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ANDRÉS GARRIDO


Bettye Lavette mostró un dominio absoluto del espectáculo (foto: Goio Villanueva)
Bettye Lavette mostró un dominio absoluto del espectáculo (foto: Goio Villanueva)
 

XVI FESTIVAL DE JAZZ DE SAN JAVIER

Noche para una Dama de la Música en Jazz San Javier

Bettye Lavette demostró por qué es una de las grandes voces del soul y Shuggie Otis no tuvo su mejor noche, aunque le puso empeño

Shuggie Otis parece implorar al cielo para que se subsanen los problemas técnicos (foto: Goio Villanueva)
Shuggie Otis parece implorar al cielo para que se subsanen los problemas técnicos (foto: Goio Villanueva)
 

El Festival de Jazz de San Javier 2013 celebró su séptima jornada con dos conciertos que, aunque discurrieron aparentemente por caminos diferentes, sin embargo no estaban tan separados como pareciera. El soul y el blues son primos hermanos; por ello, los conciertos de Bettye Lavette y Shuggie Otis no estuvieron tan alejados en sus estilos, aunque sí en sus resultados. Ambos visitaban Jazz San Javier por primera vez y su presencia ha dejado recuerdos muy diferentes para muchos de los que ocupaban los asientos del auditorio Parque Almansa.  

Bettye Lavette llegaba a Jazz San Javier con una expectación –o cuando menos, curiosidad– por comprobar que era la más directa competidora de Aretha Franklin. Bueno, eso es lo que las críticas habían dejado escapar. Y tal vez sea cierto, pero uno opina que ambas tienen su lugar y sus perfiles. Aunque dentro del mismo género, son diferentes o tienen sus matices. El grupo que acompaña a Bettye es un cuarteto de grandes músicos integrado por Alan Hill, en los teclados y dirección musical; Brett Lucas, guitarra; James Simonson, bajo; y el baterista Darryl Pierce. Un cuarteto muy completo, que arropa magníficamente a esta cantante originaria de Michigan, que apareció en el escenario a los sones de “The Word”, el tema con el que abría su concierto en San Javier. Ovación cerrada de bienvenida a Betty Lavette, que de inmediato continuó con “Take me like I man”, “Yesterday is here” y “Everybody knows this is nowhere”. 

Alan Hill es el teclista y director musical de Bettye Lavette (foto: Goio Villanueva)
Alan Hill es el teclista y director musical de Bettye Lavette (foto: Goio Villanueva)

Tras saludar al público y dar las gracias por poder estar en esta cita, Betty nos interpretó una bella canción al más puro estilo “soul”, titulada “Heart of gold”, para a renglón seguido subir de nuevo el ritmo del concierto con “Joy” y una versión que había que estar muy atento para descubrir que era la archiconocida “Noches de blanco satén”, el legendario éxito del grupo The Moody Blues, que Lavette cambió casi al completo.  

Antes les citaba que los matices de Bettye Lavette le colocan en su lugar preferente, junto a Aretha Franklin y otras intérpretes no menos conocidas. Y es así debido a la gran variedad de estilos que Betty fusiona en sus actuaciones. No sólo el soul, sino también el rock, el funk, el blues o el góspel; esa fusión hace muy difícil situarla en un estilo concreto, aunque muy probablemente sea el rhythm and blues lo que más destaca en líneas generales. Lavette sabe cómo dirigir un concierto en función de las respuestas del público, y en San Javier alternaba muy bien las piezas lentas con las que te trasladaban a una pista de baile de inmediato

James Simonson y el guitarra Brett Lucas (foto: Goio Villanueva)
James Simonson y el guitarra Brett Lucas (foto: Goio Villanueva)

Muestra de ello fueron, por este orden, “Crazy”, “My man (He’s a lovin’ man)”, “Your Turn To Cry” o “I’m tired”. Para las canciones más íntimas, Betty pidió la luz del cañón, con lo que creaba el “clímax” oportuno para éstas. Y cuando atacaba los temas más rítmicos, el escenario se llenaba de luz y colorido. En suma, que sabe cómo desarrollar todo su espectáculo en cada minuto del mismo. Con los compases de “Love Reign O’er Me”, la cantante presentó a su banda y regresó al medio tiempo rítmico jugando para ello con esas luces, dominando en cada momento, desapareciendo del escenario y regresando en el último compás para finalizar en escena con la canción. Por supuesto, gran ovación de un auditorio que se mostraba agradecido y atónito ante tanta profesionalidad. Y de inmediato una pieza, “Close as I’ll Get To Heaven”, con la que finalizaban el concierto de una manera, además, muy preparada. Primero abandonaban el escenario el bajista y guitarra, después el teclista y, finalmente, el baterista. Tan sólo Bettye Lavette en el escenario para recibir una cerrada ovación, aplausos, gritos de “Bravo” y silbidos de agradecimiento unánime, que Bettye contestó con un tema espiritual a capella que volvió a levantar al auditorio de sus asientos. Toda una Dama de la Música.  

Bettye Lavette y su grupo (foto: Goio Villanueva)
Bettye Lavette y su grupo (foto: Goio Villanueva)

La segunda parte de esta jornada séptima en Jazz San Javier nos trajo con el guitarrista Shuggie Otis ese otro sendero de la música norteamericana, como es el blues y sus ramificaciones, hecho sobre todo por músicos negros. Bueno, aquí también con otros estilos como el reggae, el funk, el rock… En definitiva, Shuggie tomó el testigo de su progenitor, el gran Johnny Otis, y en esa línea de movimientos por diferentes palos de la música moderna ha desarrollado su trayectoria.  

El inicio de su concierto en Jazz San Javier fue un tanto desigual, y a muchos aficionados nos dejó como “planchados”, porque aquel no era el Shuggie Otis que todos esperábamos. Había un motivo que pude observar: tuvo problemas con el cable de su guitarra y su pedalera, lo que provocó que se mostrara muy incómodo sobre el escenario. Pero además, algo no iba bien en su trío de vientos y su teclista se quejaba, una y otra vez, de problemas en el sonido. Naturalmente, esos problemas tenía que resolvérselos el técnico que ellos mismos traían. Al llegar al cuarto tema parece que se había resuelto parte de la incidencia, e igualmente pareció que surgía el Shuggie Otis de siempre con fuerza, con estilo, en piezas como “Me and My Woman”, “Spparkle City” o “Island Letter”. Ahora –al menos desde mi posición– sí sonaba todo más o menos bien. Nueve músicos en el escenario, entre los que había mayoría de Otis. Eric Otis, guitarra; Nick Otis, batería; Lucky Otis, bajo; y John Otis, percusión. El resto de músicos eran Russell Stewart, teclados; Albert Wing, saxo tenor; Larry Douglas, trompeta; y el saxofonista soprano, Michael Torre. Y al frente de todos ellos, el ahora patriarca Shuggie Otis, que apenas tenía que lanzar una mirada para que todos supieran qué hacer. Aunque algunas de esas miradas hubieran podido “fundir”, como si de un metal en una fragua se tratara, a alguno de los presentes. Los problemas parecían continuar y ello tuvo un desenlace nefasto para el músico y el público, que no acaba de creerse lo que estaba presenciando.  

Sin duda, una parte del auditorio que ahora sí había quedado enganchado con el grupo que lidera el músico californiano, lo demostraba en piezas como “Miss Pretty”, “Sweetest thang” o Tryi’n to get close”, que aplaudían intentando animar a un Shuggie Otis desconcertado, enfadado y casi mirando hacia el cielo pidiendo la intervención divina para arreglar aquel desaguisado

El trío de vientos que acompañaba a Shuggie Otis (foto: Goio Villanueva)
El trío de vientos que acompañaba a Shuggie Otis (foto: Goio Villanueva)

Personalmente opino que todos, absolutamente todos, deseábamos que aquello acabara cuanto antes. En honor a la verdad, Shuggie Otis y su grupo aguantaron el chaparrón y tocaron por espacio de hora y media, lo que al menos salva el honor de un músico que en San Javier (no sabemos si por culpa de la pedalera, el sonido o del “cha-cha-cha”) fue una sombra del artista que todos conocíamos por sus discos y vídeos. No sé. Una mala noche la tiene cualquiera, y personalmente me quedaré con ese pensamiento, porque observé momentos en los que parecían haberse solucionado los problemas; sobre todo, cuando llegaron los “blues”, con los que sí llegaron a crear un buen ambiente entre el auditorio.  

Con “Wings of Love” y “Doin’ Whats Right” finalizó su concierto, abandonando de inmediato y con signos claros de enfado este guitarrista que, insisto, ha sido uno de los iconos del blues, boogie woogie, rock y otros ritmos que conforman el estilo del sucesor del recordado Johnny Otis.  

En resumen, noche dispar en la séptima jornada del XVI Jazz San Javier, con una primera parte deliciosa y profesional con la presencia de una auténtica Dama de la Música como Bettye Lavette. La diferencia y una cierta decepción fue para el guitarrista Shuggie Otis, que no supo sobreponerse a los problemas de sonido y de algunos artilugios electrónicos, aunque tuvo algunos momentos más o menos brillantes.  

Para la octava jornada, Jazz San Javier ha preparado un doble programa de primera categoría para aficionados incondicionales a este género. El primer concierto será protagonizado por un pianista español, Albert Marqués, que llega en formación de trío con su invitado Jordi Bonell, que ya ha visitado en diversas ocasiones este festival. Jazz español de primera clase, con unos músicos que poseen un alto nivel en estos momentos y otra apuesta más de San Javier por los nuevos talentos, como es el caso del catalán Albert Marqués. Y la segunda parte volverá a ser un deleite, un placer para los oídos poder escuchar otra vez más a la Jazz At Lincoln Center Orchestra –que cumple su 25º aniversario–, con el gran Wynton Marsalis al frente de ellos. Naturalmente tendrán los detalles en estas páginas de OPINAR. 17 julio 2013  

La banda de Shuggie Otis al completo en Jazz San Javier (foto: Goio Villanueva)
La banda de Shuggie Otis al completo en Jazz San Javier (foto: Goio Villanueva)

 


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